Cuentos de ultratumba es una selección de crónicas latinoamericanas contemporáneas. Quisimos abrir la editorial con esta colección, por lo mucho que nos gustan los textos y la necesidad que encontramos en los escritores de asir la realidad, es decir de inventarla. A la vez nos congratulamos de ser la primera compilación de crónicas que no incluye a Juan Villoro.
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El exceso de información al que estamos expuestos nos impide generar relatos que la ordenen y le den coherencia. Ya decía Benjamin, hace algunos ayeres, que éramos ricos en información pero pobres en historias. La información por si sola no nos ayuda a aprehender la vida, los relatos si.
Pero ¿quién, cómo, cuándo y para qué construye esos relatos? A fuerza de repeticiones, nos hemos acostumbrado a un modelo de relato que se ajusta a ciertos valores aceptados, a ciertos ritmos y texturas.
La crónica, en el mejor de los casos, cuestiona el modelo. Lucha a espada desenvainada por contextualizar la experiencia, por vincular conocimientos, por influir en nuestra percepción de la realidad, por cambiar el mundo.
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Dijo Machado: La verdad también se inventa. Los cronistas parten de una ética periodística y creen que nos dicen la verdad y que nosotros les creemos. Los cronistas fetichizan una supuesta veracidad, siguen el consejo del manual de Reuters: El periodista debe buscar la verdad a pesar de que la noticia duela; y no debe buscar que la noticia duela a pesar de la verdad.
A nosotros nos interesa la manera en que la ficción se filtra en estas crónicas, nos interesa la imposibilidad de conciliar proyecto-relato-verdad. Nos interesa la pregunta ¿Debemos creer que todo lo que nos cuentan es verdad? Y también nos interesa nuestra respuesta: es irrelevante.
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Así los dejamos con estos Cuentos de ultratumba, relatos del pasado, leídos para un presente y que pretenden incidir en el futuro. Estos cuentos de terror, porque como dijeron por ahí: ¿Qué respondería en este mundo a la terrible obstinación del crimen si no fuera la obstinación del testimonio?